¿Es la creatividad un sector económico?


¿Industria creativa?, ¿no son dos términos antagónicos por definición?, me recuerda a la Realidad Virtual, de la que sabemos un poco. O algo es real o algo es virtual. Pero bien si en el caso de la tecnología RA, la propia lógica del concepto define y abala dicho antagonismo, en la “industria creativa” creo que va directamente contra el futuro de la creatividad.

Si es cierto que toda actividad económica, se debe y es interesante que sea así, a su sector. Podemos organizarnos en clústeres, hacer fuerza común, e incluso desarrollar la legislación para favorecer cierto sector. Pero cuando hablamos de creatividad, ya dentro de cada uno de sus subsectores (ej: Música), la lógica, las necesidades, los objetivos de cada empresa o de cada autónomo son diferentes, ¿Cómo vamos a fijar las bases comunes para todos?, no se puede.

Desde el punto de vista de su actividad, ¿qué tiene que ver un músico que toca en charangas de pueblo en pueblo, con su paupérrima actividad económica (siempre acompañada de otro desempeño profesional), con el que vende millones de discos y que encima cobra de la SGAE?

Creo que el objetivo del “sector”, no debe ser organizarse en clústeres, ni ver de qué manera puede innovar, ya que en sí misma la creatividad es la mayor innovación que a cualquier sector se puede aplicar.

En una coyuntura económica globalizada, la creatividad puede aportar el elemento diferenciador al resto de sectores de actividad económica. Dando ese valor añadido que sirva de barrera de entrada y diferenciación ante otras empresas que luchen por el abaratamiento y la productividad exacerbada.

Mi sincera opinión, es que la creatividad o las empresas que aportan un valor creativo, no deben de denominarse como sector a sí mismas, sino ser transversales a todos los sectores. No aportando esa cuadratura del círculo que todos los sectores quieren aplicar (mejor gestión, procesos, protocolos, etc…), sino una visión diferente, alternativa, exclusiva, posicionándonos en regiones, sectores, subsectores, donde los clientes finales aprecien ese valor diferencial.

La alternativa es industrializar la creatividad, no solo no aportando un carácter creativo transversal a todo el tejido económico e industrial, sino que además nos cargamos el único elemento diferenciador que tenemos en nuestras propias empresas. ¿Puede ser económicamente interesante?, posiblemente sí, pero sería como matar a la gallina de los huevos de oro.

Si deseásemos ser todos iguales, con el mismo físico perfecto, con los mismos productos de consumo hiperavanzados, con la misma magnífica casa, con las mismas maravillosas comodidades y una perfecta organización social, laboral y productiva… y no potenciamos lo que desde nuestra individualidad y diferencia creativa podemos ofrecer a la sociedad, ¿Quién nos dice que si nos están viendo desde fuera (espacio), no piensen que somos una clase de hormigas gigantes?

Lo único que nos diferencia de los demás animales, es la capacidad de conceptualizar algo que no existía con anterioridad. ¿Por qué vamos hacia un mundo donde la individualidad queda subyugada a la productividad?, ¿No estamos haciendo algo realmente mal?

“Soy, lo que aporto de nuevo al mundo…”

Hace tiempo que se viene trabajando, desde distintas administraciones, en el fomento y la proyección del sector creativo, o industria creativa. A raíz de esto, Álvaro Barrios, Director de Desarrollo de Virtualware, nos ha plasmado sus reflexiones al respecto.


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